Muchas veces me pregunto si lo estaré haciendo bien, si no me equivocare. Y siempre me vienen estas preguntas cuando estamos disfrutando de algún momento, que para nosotros (mi marido, mis hijos y yo) es un momento mágico, divertido, excitante o simplemente hacer algo diferente. Y cuando estamos en ese momento, entonces me viene a mi conciencia la pregunta.
Y pienso, debería no dejarle ir o hacer tal cosa, porque ahora es más importante para ellos sus estudios, es su futuro. Y yo les permito marcharse al partido de futbol, para disfrutar del ambiente. O animo a mi hija a que vaya a TV a ver a Indhira o me acompaña a buscar la funda del sofá de mi sobrina. Y disfrutamos de cada momento y a todo le sacamos chispa. Pero vuelven los remordimientos. Quizás lo esté haciendo mal.
Me gusta disfrutar de la vida y quiero que mis hijos la disfruten. Y yo la disfruto con un montón de cosas, cosas sencillas. Disfruto como anoche, aquí sentados los cuatro y la novia de Álvaro, hablando, comentando la venta de entradas que había hecho Álvaro. Que al final saldrá comido por servido. Pero lleva cuatro días llamando a unos mexicanos, a los que tienen los abonos, en fin, toda una película.
Disfruté ayer por la tarde cuándo llego María con mi sobrina y no sabían como decirle a Jesús que se habían hecho un tatuaje. Y Jesús pensaba que habían bebido, por la risa tonta que tenían.
Disfruto haciendo con María y mi hermana las galletas para la comunión de Celia.
Disfruté cuando preparamos los regalos del cumple de Indhira. Haciendo todo a escondidas para que Jesús no nos regañara. Viendo a María en el plato. Esperando a que me llame para contarme como va todo. Y me viene la pregunta de nuevo a la cabeza.
Y no sé si lo estaré haciendo bien, pero lo que sé seguro es que esas cosas no se olvidan. Y pasarán los años y serán menos listos que el resto. Pero habremos disfrutado de todos esos momentos.
Coto1967.